Podría ser, que la crisis del coronavirus nos haya hecho mirar hacia el pueblo y, hacernos reflexionar sobre la salud y la vida natural. ¿Servirá esta crisis para que los pinedienses vuelvan a sus orígenes?
Ya antes de que la crisis del coronavirus nos conmoviera, iba recobrando protagonismo a nivel nacional el mundo rural, y ahora empezamos a cuestionarnos aptitudes como la salud o la vida natural, y miramos con otros ojos la vida en el pueblo.
Esperemos que estos momentos vividos nos sirva para considerar y tomar decisiones sobre nuestro modelo de desarrollo, absolutamente insostenible; y pensar que el pueblo, es tierra de oportunidades.
Sin ir más lejos, si pensamos en el verano que está a la vuelta, la opción más segura son las vacaciones en el pueblo como hace 30 o más años; en los cuales, prácticamente el único veraneo que existía era volver al pueblo.
El cómo solucionarlo no es fácil pero, con justicia social donde las personas del medio rural cuenten con las mismas oportunidades que las que viven en el entorno urbano, estimular el medio rural realizando políticas de promoción y desarrollo económico, el turismo rural y, una mayor sensibilidad de los dirigentes, puede ser el detonante para la vuelta.
Al final es la pescadilla que se muerde la cola, en los pueblos no hay servicios porque no hay gente, si ascendiera la población, la demanda haría que se generaran más y mejores servicios.
Recordamos que en Pineda cuando había un número prominente de personas teníamos dos bares (incluso tres) algunos de ellos con tienda de alimentación, dos obradores de pan con despacho, carnicería – alimentación, fragua, molino y carretero; también vivían de continuo entre nosotros dos maestros, un médico, secretario y cura.
Fervorosa la idea que nuestro pueblo, Pineda Trasmonte como el resto se vuelva a repoblar
Lo que si persiste en el tiempo es el olor a tierra mojada tras las lluvias, a hierba, a campo, al humo de las chimeneas al quemar leña de enebro, a cereal recién segado y, todo lo que te puedas imaginar.
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